EL síndrome del impostor es en realidad un sentimiento que tiene su origen en una falta de seguridad y autoconfianza. Básicamente, aparece cuando no te sientes merecedor de un reconocimiento, promoción o mérito, y eso te causa un malestar difícil que permanece latente.
Este problema puede convertirse en una auténtica losa que lastre tu desarrollo profesional, e incluso puede generar grandes dosis de estrés, ansiedad y fracasos. En algunas personas puede ser todo un reto corregir esta actitud, pero con los consejos que te voy a comentar podrás detectar este problema, y te ayudarán a solucionarlo.
¿Un gran éxito?
El síndrome del impostor es una sensación bastante común. Todo el mundo lo ha experimentado alguna vez en su vida. Aparece cuando no te sientes digno de un logro o un reconocimiento, independientemente de si objetivamente es merecido o no. Algunos ejemplos:
· Un ascenso producto de unos resultados que no obtuviste por méritos propios.
· Un éxito que todo el mundo alaba, y consideras que fue tan solo pura suerte.
· Una alabanza por una habilidad de la que en realidad careces.
· Recibir el tratamiento de ser un experto en una materia que en realidad no dominas tanto como quisieras.
Existe una gran cantidad de ejemplos que ilustran el síndrome del impostor. A veces es la suerte la que juega un papel principal en este tipo de situaciones, mientras que otras es un cúmulo de circunstancias o una valoración incorrecta de tus propias competencias y aptitudes.
De esta manera, el éxito se convierte en una fuente de ansiedad y preocupación. No sabes a qué lugar te va a llevar… ¿y si se descubre que en realidad no te merecías ese ascenso, o quizás que no eres el experto que la gente cree?
Al final, se corre el riesgo de convertir un éxito en un auténtico fracaso.
Suerte, circunstancias y competencias
Como he comentado al principio, el origen del síndrome del impostor reside en una falta de seguridad
y autoconfianza. En realidad, la mayoría de las veces no sabemos evaluar bien si los méritos que nos han otorgado son reales, o más bien producto de otros
factores. Al final, se rechaza el éxito porque aceptarlo implicaría asumir una competencia de la que quizás careces, o crees que no dominas.
Veamos el siguiente ejemplo:
Tras trabajar varios meses en un proyecto, al finalizar el mismo, los resultados son espectaculares. Las ventas se disparan y se convierte en el producto estrella de la empresa. Todo el mundo te felicita por el logro. Sin embargo, siendo sincero contigo mismo, no tienes ni idea de por qué ha funcionado tan bien. Crees que simplemente tuviste suerte, o quizá algunos de los consejos que te dieron fueron acertados.
Como consecuencia, obtienes un ascenso y un aumento de sueldo.
Esta situación plantea diversos problemas:
· Aparece una sensación de falsedad que puede
llevar a sabotear de forma inconsciente tu carrera profesional.
· Sientes una gran ansiedad ante la nueva responsabilidad, ya que todo el mundo espera que repitas el éxito.
· Desconoces si realmente posees las competencias como para acometer tu trabajo con seguridad.
· Obtienes un reconocimiento que podría volverse
en tu contra en caso de que la gente de tu entorno averigüe que simplemente fue suerte, o un mérito de otra persona. Esto genera miedo social y puede repercutir muy negativamente en tus relaciones con tus compañeros o amigos.
En definitiva, según hemos visto en el ejemplo, existen 3 identificadores principales para saber si sufres un caso de síndrome del impostor:
1. Factor suerte: ¿Realmente ha sido un golpe de suerte? La suerte forma parte del camino del éxito, pero también hace que repetir el logro con seguridad de obtener los mismos resultados tenga menores probabilidades.
2. Competencias: ¿Posees las competencias necesarias para lograr el éxito por el que has recibido reconocimiento? Si te has vendido muy bien como experto en un tema, pero careces de las competencias necesarias, sufrirás una falta de seguridad y autoconfianza.
3. Circunstancias: Otro identificador muy importante está relacionado con las circunstancias que rodean el logro o éxito, como por ejemplo, si se ha repetido en el pasado, o si las personas que te felicitan en realidad lo hacen porque son tus amigos y quieren caerte bien.
- Cuando no eres un impostor, sino una persona insegura
Para identificar si sufres una falta de autoconfianza, y en realidad no eres un impostor, vamos a utilizar los identificadores anteriores:
- Suerte: En realidad, llamamos suerte en muchas
ocasiones a un fenómeno del que desconocemos su origen. Todo lo que acontece en el universo tiene una explicación, una causa-efecto, incluso el valor que se obtiene al lanzar un dado en realidad depende de variables físicas, aunque nosotros lo llamemos “suerte”. La suerte es un elemento totalmente válido para lograr el éxito, y quizás no hayas examinado a fondo todos los factores que han permitido que obtengas el reconocimiento. - Competencias: Aquí también podemos tener un problema de actitud, más que de conocimientos en sí. Es posible que poseas las competencias
necesarias para triunfar, pero que no sepas identificarlas correctamente. - Circunstancias: Las circunstancias que rodean al éxito también pueden ser meritorias. Si se ha repetido en el pasado, quizá sí exista una capacidad de “aprovechar” el momento y, por tanto, tu logro sea totalmente meritorio.
Factores que generan el síndrome del impostor
Una vez que examinas los identificadores, y llegas a la conclusión de que sufres un síndrome del impostor, debes saber qué factores son los que lo generan.
Básicamente, son tres: falta de autoconfianza, una baja autoestima y las personas tóxicas que te rodean. La inseguridad de no poder repetir el éxito puede verse agravada por los comentarios malintencionados de personas tóxicas que se encuentren en tu entorno. Por ello, es necesario eliminar estos factores para que así desaparezca el síndrome.
Métodos para superar o evitar el síndrome del impostor
El síndrome del impostor puede ser bastante destructivo si no se controla, así que vamos a ver
qué se puede hacer para afrontarlo.
1. Programación neurolingüística
Variar el diálogo interno es una de las herramientas más potentes para aumentar la autoconfianza y seguridad. Asegúrate de hacerte preguntas positivas, evita pensamientos que se centren en los aspectos negativos del éxito que sientes como no merecido.
Utiliza NLP (programación neurolingüística) para reorientar tu mente hacia pensamientos útiles y constructivos.
Las herramientas de NLP son muy efectivas en este tipo de situaciones, y nosotros te facilitamos este tipo de coaching si lo necesitas.
2. Confianza en tus competencias
Debes ser capaz de evaluar tus competencias de una forma realista, objetiva. Tan malo es menospreciarse como sobrevalorarse. Si tu falta de confianza procede de una sensación de poco rendimiento en una o varias competencias, el primer paso es evaluar con precisión cuál es el grado de dominio real que posees.
Para ello, no dudes en realizar pruebas, cuestionarios, casos prácticos… todo aquello que te permita saber con exactitud tu nivel. Es importante asimismo no confundir las habilidades que has utilizado para lograr el éxito que consideras inmerecido.
Es posible que ese éxito dependiera de algo que sabes hacer muy bien, pero que no has valorado en su justa medida a la hora de medir su importancia.
3. Neutralización de las personas tóxicas
Las personas tóxicas son especialistas en generar inseguridad, así que resulta evidente que son un
factor negativo en un síndrome del impostor.
Concretamente, sus comentarios siempre irán en la dirección de sembrar la duda sobre tus competencias y si podrás repetir el éxito de nuevo.
Es importante disminuir al máximo la influencia que tienen esas personas en tu pensamiento.
4. Control del estrés
El estrés puede ser un auténtico problema en los casos de síndrome del impostor, ya que las dudas y carencia de autoconfianza elevan los niveles de estrés de tal forma que el desempeño y rendimiento bajan alarmantemente.
Un “truco” para disminuir este estrés asociado es dedicar tiempo y energía a ayudar a otras personas, y dejar de centrarse en uno mismo durante un tiempo. De manera psicológica, dejarás de ser el centro del universo, y eso te permitirá disminuir las necesidades que llevan a satisfacer el ego, algo que tiene consecuencias negativas a largo plazo
Todo está en tu diálogo interior
El síndrome del impostor es un sentimiento negativo que surge como consecuencia de la percepción del reconocimiento de un logro inmerecido. Según las circunstancias, su aparición puede ser totalmente lógica y justificada, pero en otros casos en realidad refleja una falta de autoconfianza y seguridad en uno mismo.
Es importante que el diálogo interior sea sano, positivo y constructivo, pues así se evita este tipo de actitudes problemáticas. Es importante cambiar el estado emocional y mental, y la programación neurolingüística juega un papel vital a la hora de obtener resultados satisfactorios. Hacerte las preguntas correctas puede cambiar toda tu percepción del problema.
Gracias por leer este artículo, espero que lo hayas encontrado interesante. ¡No dudes en plantearme todas las dudas que te surjan al respecto!