El trabajo de un experto en comunicación
El nuevo milenio nos ha traído un mundo comunicado como nunca antes lo estuvo en toda la historia. No se trata de un hecho cíclico, sino de una situación completamente nueva que ha cambiado el paradigma de la sociedad tradicional.
La comunicación es ahora uno de los valores clave en todo tipo de relaciones humanas: política, economía, sociedad… todos los aspectos de nuestra vida forman parte de una gran red global. Tenemos más acceso que nunca a personas que viven al otro lado del mundo, y esto abre posibilidades enormes que hemos de saber aprovechar.
La figura del experto en comunicación
En el nuevo panorama mundial, y según el escenario que nos ha tocado vivir, es lógico inferir que todas aquellas profesiones relacionadas con la transmisión de información han logrado un protagonismo muy merecido. Al fin y al cabo, la información es poder.
Sin embargo, también existen aspectos negativos en esta revolución. Nos enfrentamos cada día a una saturación de información que nos llega por todo tipo de canales. Esta oleada, este tsunami comunicativo, está creando una coraza en las personas, una especie de escudo. Los mensajes ahora deben penetrar en el receptor con mayor eficacia, superando la cacofonía ambiental de la que emanan.
El experto en comunicación es la clave para conseguirlo.
A través de técnicas psicológicas, estrategias basadas en el funcionamiento del lenguaje no verbal, la inflexión de las palabras o el formato del discurso, un comunicador es capaz de entregar nuestro mensaje superando las barreras que el receptor ha colocado de manera consciente e inconsciente.
Neuroquímica
Cuando hablamos de comunicación no podemos evitar hablar de la química del cerebro. Nuestros estados de ánimo, pensamientos, actitudes… todo ello influye en las decisiones que tomamos cada día. El profesor Emilio Duró lleva más de treinta años formando a responsables de empresas, y es un gran defensor del poder del optimismo y la felicidad como motores de la calidad de vida. Los logros son más asequibles con un cerebro preparado para ello.
También dentro de esa filosofía encontramos a Victor Küppers, uno de los grandes formadores que afirma que la ilusión y la actitud positiva son herramientas muy potentes para lograr metas. Eso hace que una comunicación basada en esos principios sea muy bien acogida por los receptores.
Es fácil entender por tanto que la química cerebral influye en gran medida en la naturaleza de la comunicación. El problema aparece cuando abusamos de esa optimización para lograr manipulaciones no naturales que desembocan en algo que todavía está por ver. Si un comunicador utiliza sus conocimientos para convencernos de la compra de un artículo que no necesitamos, es muy probable que horas más tarde nos arrepintamos de nuestra decisión. La raíz del problema reside en el propio comunicador, que no se conoce bien a sí mismo, ni está convencido del mensaje que transmite. Un buen comunicador puede influir positivamente en las personas, influyendo en ellas de forma saludable, algo muy distinto a engañarlas. Hay que distinguir muy bien ambos conceptos.
Por eso se crean resistencias naturales.
La labor de un comunicador debe estar orientada a la transmisión de información sin un componente manipulador que desvirtúe el acto comunicativo en sí.
Frente a este hecho, el experto comunicado John English, en su reciente entrevista para Forbes, nos avisa del riesgo de abusar de la comunicación no verbal que podría desembocar en alteraciones del desarrollo de ciertas partes del cerebro como consecuencia. O sea, que tratar de usar la neuroquímica cerebral para transmitir mensajes puede tener consecuencias en un futuro.
En esa misma entrevista, John English también indica la importancia de un liderazgo responsable, donde se equilibre un ego motivador con una empatía necesaria para establecer fuertes vínculos con el equipo que dirige. El líder de hoy dejó de ser esa persona altiva, de aspecto seguro, impertinente con los que considera bajo su mandato. Ahora la comunicación es tan importante que una imagen inadecuada, un mensaje mal transmitido, puede llevar a la ruina todo un proyecto. Y un líder tóxico emite continuamente mensajes negativos.
Empresas del pasado
A pesar de la revolución en la que estamos inmersos, bastante evidente para la mayoría de los ciudadanos, todavía hay empresas que se resisten a aceptarla. Es muy habitual observar malas prácticas comunicativas basadas en modelos del pasado.
Una atención al cliente defectuosa, un mensaje obsoleto, una comunicación basada en principios del siglo XX, una ausencia de cuidado en las formas, la escasez o ausencia de contenidos que aporten algo a la sociedad… todo esto sigue siendo una consecuencia de empresarios y directivos que no han entendido la complejidad de los tiempos actuales, la necesidad de una estrategia comunicativa potente. Su importancia es vital en entornos empresariales, políticos y sociales.
Las empresas que no tienen a expertos comunicadores entre sus filas están condenadas al ostracismo y desaparición. Es importante transmitir este mensaje antes de que sea demasiado tarde, tal y como hace el comunicador Adolfo Ramírez desde su blog de Transformación Digital, donde explica los conceptos básicos que permiten a las empresas unirse a la revolución, asegurando su pervivencia y beneficio.
Comunicación no verbal en equilibrio
Abusar de la comunicación no verbal puede tener consecuencias imprevisibles, pero si se utiliza bien, de forma equilibrada, es una herramienta muy potente que va a enfatizar y remarcar nuestro mensaje.
La comunicación no verbal es muy importante para transmitir estados de ánimo, sentimientos, actitudes e ideas. Es una especie de condimento o salsa de nuestro mensaje. Todos sabemos que un plato puede estar delicioso con una buena salsa, pero puede ser horrible con un condimento inadecuado.
La actitud a la hora de comunicar es muy importante, y un comunicador experto lo sabe. Por eso, la ilusión y el optimismo son tan importantes, como bien dicen Emilio Duró o Victor Küppers. Si uno posee el estado de ánimo adecuado es más fácil transmitirlo en la comunicación no verbal.
Frente a un auditorio que nos escucha, los rasgos positivos de la personalidad son la clave para establecer y desarrollar el ambiente que favorezca la comunicación e influencia. Evidentemente, podemos exteriorizar nuestros sentimientos de una forma más precisa y efectiva si seguimos los consejos y talleres de los grandes comunicadores, tanto presencialmente como a través de plataformas de streaming o enseñanza.
La información no veraz
Como suele suceder, no todo es de color de rosa cuando hablamos de un mundo comunicado a nivel global. La revolución digital también nos ha traído la expansión viral de información falsa con objeto de manipular y engañar a los receptores de la misma. Esta información ya ha demostrado que es capaz de influir fuertemente en las elecciones democráticas de un país, o de modificar la opinión pública usando todo tipo de argucias y tecnologías de última generación (como la creación de vídeos editados digitalmente donde se suplanta la imagen de un dirigente o persona influyente, retoques fotográficos que falsean la realidad, etc.).
Actualmente, la información falsa es un problema a resolver en el que están implicados muchos influencers, comunicadores, empresarios y políticos. Las plataformas más conocidas de las redes sociales se prestan como vehículo de divulgación a través de sus sistemas de publicidad de pago, y deben de responsabilizarse de ello si queremos avanzar en la lucha frente a la información no veraz.
Dentro de esta categoría deplorable encontramos las fake news, noticias que directamente son mentiras empaquetadas en formatos periodísticos, pero que muchas personas creen firmemente sin ningún tipo de criterio. Este es un ejemplo del poder de la comunicación. El mensaje llega al receptor, y este lo acoge sin verificar el contenido. Al ser un proceso innato del ser humano, su control es complicado. Se puede decir que es el equivalente digital del antiguo “chismorreo” de patio de vecinos, pero con un alcance terriblemente mayor, claro está. Para evitarlo, el experto comunicador John English opina que una buena solución podría ser la creación de organismos de verificación independientes que certificaran la autenticidad de una noticia periodística. Es un buen comienzo, desde luego.
La comunicación, la clave de nuestro nuevo milenio
La mayoría de nosotros hemos vivido dos milenios, y sabemos cómo era el antes y el después de la comunicación. Hay que reconocer que los cambios de los que gozamos hoy día se han hecho imprescindibles en la rutina diaria. Olvidar en casa el teléfono móvil es un trauma peor que dejarse la cartera, mientras que hace apenas treinta años vivíamos sin ese aparato omnipresente en nuestras vidas.
Hemos de reflexionar bien sobre este hecho, y entender cómo nos afecta. Sobre todo si somos responsables de una empresa, departamento o equipo de trabajo. Pues es necesario que adoptemos una actitud comunicadora positiva lo antes posible para que nuestra labor profesional repercuta adecuadamente en la cultura de la organización en la que trabajemos, posibilitando el logro de los objetivos que nos hemos propuesto.
Un experto comunicador es por tanto una pieza clave de la estrategia empresarial global de una organización. Tanto es así que las figuras del nuevo milenio empiezan ya a formar parte de la plantilla más valiosa: embajadores, influencers, coachers… nuevos elementos clave que han llegado con la revolución digital para quedarse.