Descubre qué es la inteligencia cultural y cómo puede ayudarte con tu negocio
En el mundo empresarial son muchos los factores que pueden ayudarte a marcar la diferencia. No solo en el día a día de tu empresa, sino también a la hora de construir o mejorar la imagen de tu marca personal.
Por eso, es importante tener en cuenta esos factores y trabajar en ellos, con la idea de lograr (o al menos acercarse a) la excelencia. Uno de estos factores es la inteligencia cultural, un término que es posible que aún no conozcas pero que tiene una gran importancia en diversos ámbitos, tanto dentro como fuera de los negocios.
Si quieres aprender todo lo que se necesita saber sobre la inteligencia cultural, cómo desarrollarla de manera efectiva y, sobre todo, cómo puede ayudarte a crecer tu negocio o incluso mejorar tus dotes para hablar en público, no dudes en seguir leyendo.
¿Qué es la inteligencia cultural?
Como es lógico, de nada sirve que te hable de cómo mejorar o trabajar en tu inteligencia cultural si no te explico en qué consiste. En pocas palabras, la inteligencia cultural significa poder relacionarse en cualquier entorno social con personas de diferentes culturas.
Por supuesto, esto tiene un enorme impacto en todo lo relativo a dirigir un equipo de trabajo multicultural, establecer relaciones comerciales con otros países o crear un mensaje relacionado con tu marca personal que pueda ser comprendido y valorado por diferentes grupos culturales.
La cultura es el conjunto de comportamientos, costumbres, tradiciones o formas de pensar que un grupo de personas comparten, ya sea por proximidad geográfica u otras diversas razones. Dentro de un mismo grupo cultural pueden existir subgrupos, entre los cuales puede haber diversas semejanzas, pero también importantes diferencias a tener en cuenta.
¿Qué tipos de inteligencia cultural hay?
Dentro de la inteligencia cultural podrás distinguir tres tipos diferentes:
- Inteligencia cultural cognitiva: es la capacidad que puedes desarrollar para aprender los comportamientos y costumbres de diferentes culturas.
- Inteligencia cultural emocional: consiste en tu voluntad para adaptarte al nuevo entorno cultural en el que te encuentras.
- Inteligencia cultural física: hace referencia a elementos de la comunicación no verbal, pero también a acentos, tonos y volumen de la voz, aspavientos o gestos, etc.
La forma de medir el nivel de estos valores recibe el nombre de coeficiente cultural, y estudia aspectos como el dinamismo y confianza para adaptarse a diferentes entornos culturales o la facilidad para procesar nuevas experiencias.
¿En qué se diferencia la inteligencia cultural de la inteligencia emocional?
Si bien es cierto que ambos tipos de inteligencia guardan ciertas similitudes entre sí y son importantes para un buen desarrollo dentro de la sociedad, existen diferencias notorias.
La inteligencia emocional te ayudará a controlar y conocer tus emociones para así tener una mejor relación interpersonal. La inteligencia emocional comprende la capacidad de empatizar y conectar con otros seres humanos y colaborar con ellos de manera efectiva.
Mientras tanto, la inteligencia cultural se centra de forma específica en las diferencias provocadas por el origen cultural de las personas con las que interactúas. Una buena inteligencia cultural requiere de un alto grado de empatía para asimilar inputs culturales que, a priori, puedan resultar extraños o incomprensibles.
Para garantizar un buen desempeño en esta área, se necesita sensibilidad cultural. Esto quiere decir que sepas identificar las diferencias culturales sin ponderar unas por encima de otras.
Como podrás adivinar, esto es fundamental si estás en un grupo de trabajo multicultural y no quieres que una persona se sienta mal por sus costumbres o comportamientos.

5 consejos para desarrollar tu inteligencia cultural
Si lo que quieres es mejorar tu inteligencia cultural, tengo buenas noticias. Es relativamente sencillo de hacer si sabes cómo. Por eso, hoy quiero compartir contigo estos 5 consejos que me han ayudado a lo largo de mi carrera profesional para establecer fuertes vínculos con clientes y compañeros de trabajo de diferentes culturas. Presta atención.
1. Trabaja en tu curiosidad
Si vives con la cabeza metida dentro de un agujero, me temo que nunca vas a mejorar tu inteligencia cultural. ¿Qué quiere decir esto? Que salir afuera y observar al resto de personas es un valor fundamental.
Si conoces a alguien de tu entorno cuyo origen cultural sea diferente, es un buen momento para aprovechar y hacer preguntas (desde el respeto) sobre sus hábitos y costumbres. Cuanta más información tengas, mejor.
2. Sé consciente de tus actos
Un error muy habitual en estos casos aparece cuando no eres del todo consciente de cómo te comportas con los demás. Al mismo tiempo, es necesario tener en mente los diferentes contextos culturales en los que te encuentras y reflexionar sobre ellos.
A la hora de planificar un discurso o de afrontar una reunión de equipo, puede ser una buena idea dedicar un buen rato a pensar en lo que vas a decir y en cómo puede afectar a tus interlocutores.
3. Trabaja en tus sesgos
No debes sentirte culpable por tener sesgos y prejuicios. Son normales, habituales y, en ciertos momentos muy puntuales, hasta pueden ser útiles. Sin embargo, esto no quiere decir que no debas tratar de detectarlos y reflexionar sobre si son correctos o no.
Trabajar en cómo percibes tus preferencias a distintos niveles, tanto en aspectos culturales como de género o físicos, es importante para generar un discurso más controlado y que sea respetuoso en todos los contextos posibles.
4. Prepárate para pensar diferente
Si crees que todo el mundo se va a comportar como tú te comportas, probablemente estés cayendo en un error. Esto tiene un gran impacto sobre todo en el mundo laboral y de negocios, durante los cuales una relación comercial puede llegar a ponerse en riesgo.
Cuando te enfrentes a una situación intercultural de este tipo, asume que las cosas pueden ser muy diferentes a como tú piensas y extrema tu prudencia y empatía. No es mala idea que recabes información previamente para que nada te pille por sorpresa.
5. Abandona la zona de confort
Puede ser el paso más complicado de todos, pero sin duda es el más importante. Para mejorar tu inteligencia cultural, vas a tener que enfrentarte a situaciones desconocidas y novedosas para ti.
No te preocupes, aunque al principio pueda resultar algo incómodo, la práctica te será muy útil. Poco a poco podrás captar diferentes conductas culturales, entenderlas y usarlas en tu propio beneficio para relacionarte con clientes y compañeros de trabajo.
¿Cómo puede ayudarte la inteligencia cultural para hablar en público?
Ahora que te he explicado la importancia de la inteligencia cultural y el impacto que puede tener en tu negocio, creo que es necesario que te hable de cómo esta puede mejorar tus habilidades para hablar en público.
A la hora de dar un discurso, en especial si te encuentras ante una gran multitud, es más que probable que haya personas de diferentes orígenes culturales. Es evidente que no resulta posible abarcar todos ellos, y probablemente no puedas identificarlos con exactitud.
Sin embargo, ser consciente de la situación y trabajar tu inteligencia cultural puede ayudarte a preparar un discurso más abierto y empático y omitir ciertos comentarios que puedan resultar ofensivos o evitando un lenguaje excesivamente local que resulte confuso para personas foráneas.
De la misma manera, puedes trabajar justo en lo contrario, y preparar un discurso muy enfocado en rasgos culturales de un grupo concreto de personas. Esto te será útil si quieres causar un mayor impacto en un territorio específico para mejorar tu imagen personal o maximizar tus ventas.
Como has podido ver, son múltiples las ventajas y aplicaciones que la inteligencia cultural tiene en tu vida laboral y en tu capacidad para conectar mejor con diferentes entornos. Ahora es tu turno para mejorar y desarrollar esta habilidad. ¡Buena suerte!