Terminamos la miniserie dedicada a los jefes tóxicos con las medidas que podemos tomar para prevenir y tratar este tipo de actitudes perniciosas.
En general, la labor está más orientada a la prevención que a la sanación. Si detectamos tarde un caso, probablemente la única solución posible sea el despido y reestructuración según el grado de afectación. Afortunadamente, un cambio en la dirección o el mando suele tener un efecto balsámico positivo inmediato. Lo comentaremos a continuación.
El despido, opción no siempre disponible
Aunque alguien podría pensar a estas alturas que lo mejor sería el despido inmediato, esto no es factible en todos los casos por varios motivos:
• No hemos detectado al jefe tóxico: Efectivamente, el primer paso, y a menudo el más complicado, es saber que tenemos uno o varios jefes tóxicos actuando. Para ello, damos unas pautas de detección en el siguiente apartado.
• El jefe tóxico está al mando de un proyecto en el cual es imprescindible su presencia:
En ocasiones, es posible que, debido a la naturaleza del proyecto, legalidad, condiciones pactadas con un cliente, etc. no podamos prescindir del jefe tóxico. En ese caso, el diálogo y las negociaciones para paliar el problema son una buena opción a tener en
cuenta.
• El jefe tóxico es parte estructural de la empresa: Este tipo de problema es muy común en empresas pequeñas (pymes), donde nos encontramos que el jefe tóxico es el hijo, pareja, familiar… del director, o su amigo del alma. Es uno de los peores escenarios y
requiere la retirada de privilegios, con mucho tacto y diálogo.
• El despido podría tener consecuencias negativas graves: Es otra de las situaciones habituales. A veces el despido puede costar muy caro por culpa de las indemnizaciones a pagar, o incluso provocar la venganza del jefe tóxico (que podría tomarlo como una afrenta personal y actuar en consecuencia). En estos casos se requiere de un estudio
pormenorizado y de la elaboración de una estrategia adecuada para abordarlo con éxito.
¿Jefe Toxico?

Detección
El primer paso para la reconversión del jefe tóxico a líder es, evidentemente, su detección. Para ello vamos a implementar varias estrategias en toda la organización:
• Feedback anónimo a nivel global y regular: Se debe implementar un sistema de feedback anónimo donde todos los empleados puedan expresar sus opiniones y valoraciones regularmente, y asegurarles su anonimato. Asimismo, esta información debe tratarse de forma exquisita para obtener la máxima cantidad de datos que permitan la localización de los puntos negros de nuestros recursos humanos.
• Metas menos paramétricas y más humanas: Aunque puede ser muy apetecible fijar una meta del tipo “aumentar un 20% el ROI”, debemos empezar a acostumbrarnos a establecer otro tipo de metas, como “favorecer el clima y la satisfacción de los empleados del departamento”. Nos encontraremos con una grata sorpresa: muchas de las acciones para mejorar la vida de nuestros empleados redundan en un aumento de los rendimientos. Una meta más comprometida y humana hará que un jefe tóxico pueda corregir por sí mismo su actitud.
• Eliminación de acceso al entorno personal de los empleados: Se debe prohibir totalmente el acceso al trabajador fuera de un estado laboral. Es decir, solo cuando el trabajador esté en horario laboral se puede contactar con él, salvo en puestos excepcionales (como emergencias) y únicamente para solicitar el servicio laboral concreto. Se debe impedir que un mando pueda llamar a un empleado fuera de las horas de trabajo, sin excusa alguna. Se puede disponer de un sistema de comunicaciones urgentes, pero siempre bajo supervisión y control en su uso. Asimismo, se debe limitar al máximo la información personal en poder de los mandos (estado civil, historial clínico,
etc.). El jefe tóxico no debe ser capaz de acceder a la vida personal del subordinado.
• Implantación de una cultura previsora adecuada: Otra acción para detectar a los jefes tóxicos es implementar desde la dirección una cultura que fomente una organización libre de este tipo de actitudes, favoreciendo su denuncia y rechazo.
• Sesiones de coaching y orientación regulares: En muchos casos, como veremos en el siguiente punto, un jefe tóxico puede no ser consciente de que se está comportando de forma inadecuada. Una buena planificación en la formación y coaching puede ayudar a detectar y corregir este tipo de actitudes.

Reconversión a líder
Cuando detectamos un caso de un posible jefe tóxico, hemos de plantearnos primero su reconversión, incluso antes de acciones punitivas (como un despido). En cualquier caso, dependerá del grado y circunstancias concretas. Por lo general, actitudes leves y moderadas tienen buen pronóstico.
El proceso de reconversión debe realizarse con la ayuda de coachers expertos que sepan implementar una serie de metodologías para la concienciación de la situación. La meta es convertir un jefe tóxico en un líder.
El líder no muestra las carencias en las relaciones interpersonales que aparecen en personas comunes. Esto quiere decir que el líder tiene un mayor grado de exigencia en su tratamiento de los demás, de su equipo. O sea, que la competencia principal de un mando o directivo debe ser el liderazgo.

Sin el liderazgo, un mando no ejercerá su labor con toda la eficacia. Por supuesto, no es necesario decir que el liderazgo es algo que no posee un jefe tóxico en absoluto.
Aunque las metodologías a aplicar se salen del objetivo y extensión de este artículo, se puede resumir que se basan en tres pasos diferenciados:
- Creación de conciencia (awareness)
- Activación del proceso de cambio y evolución
- Potenciación de la empatía y conciencia de grupo y evolución
El proceso concreto dependerá de cada caso en particular.
Consejos para los que sufren a un jefe tóxico
Si crees que tu jefe cumple los requisitos para ser incluido dentro de la categoría “tóxico”, probablemente ya habrás contemplado la posibilidad de cambiar de trabajo. Sin embargo, no siempre podemos hacerlo, depende de las circunstancias personales, o incluso es posible que estés en el puesto que tanto te ha costado conseguir y no quieras dejarlo así como así.
Aunque me gustaría ofrecer unos consejos para gestionar y solucionar la situación en todos los casos, la verdad es que no es posible porque cada uno es un mundo. Pero sí se pueden dar unas líneas generales que te pueden ser muy útiles:
• Aprende, observa, y no te conviertas en lo que odias: El tener un jefe tóxico puede proporcionarte la oportunidad de observar lo que no se debe hacer cómo líder. Mañana puede que seas tú el jefe, y si has tomado buena nota, sabrás lo que NO tienes que hacer.
• Mantén tu nivel de trabajo al máximo posible: Recuerda que tu trabajo hablará por ti. No seas negligente solo porque tu superior se comporte de forma inadecuada. Al final, el trabajo bien hecho siempre tiene su recompensa.
• Ayuda a tus compañeros de equipo: Si tu jefe no sabe trabajar en equipo, no sigas su juego. Haz piña con el resto. No te rías de otros compañeros cuando el jefe los ponga en ridículo, ni dejes tirado a otro del equipo solo porque tu superior le tenga manía.
Probablemente, ese jefe tóxico se irá y quizás alguno de tus compañeros, o tú, seáis el próximo líder. Aprovecha los lazos que hoy puedes afianzar.
• No tengas miedo al cambio: Si tienes la oportunidad de cambiar de departamento o empresa, plantéatelo seriamente si así evitas a un jefe tóxico que puede llevarte a la locura. Es mejor estar sano y cuerdo en otro trabajo.
• No adules, ni favorezcas en modo alguno las actitudes tóxicas: La gasolina de un jefe tóxico es la adulación y el feedback positivo. No se lo des a no ser que realmente lo merezca.
• Si fuera necesario, acude a Recursos Humanos o incluso al juzgado: Si las cosas se ponen serias y el acoso es punible legalmente, considera defender tus derechos como persona y trabajador. Es muy posible que encuentres aliados inesperados.