Dar discursos forma parte de la vida de muchos trabajadores. Por eso es importante saber controlar el temor que provoca la exposición a los oyentes, ya que en ocasiones no se trata de simple vergüenza.
En griego ‘gloso’ significa ‘fobia’, miedo intenso a hablar en público se denomina Miedo a hablar en público o glosofobia. Por eso, el pánico y no tiene lengua y nada que ver con los nervios comunes que se padecen antes o durante la exposición en un mitin, ya que en este caso sí se logra, aunque sea con dificultades, que nuestro mensaje llegue a la audiencia.
¿Por qué se padece?
“La glosofobia no es algo que se herede, no depende de la genética”. Así lo aclara el experto en coaching John English, quien además añade: “En muchas ocasiones esta fobia surge por una experiencia traumática en el momento de expresarse, y si revivimos esa experiencia negativa una vez tras otra en nuestramente y nos decimos a nosotros mismos que todo va a salir mal, al final es lo que pasará”. Este proceso se explica porque, según el coach, tenemos una opinión y la repetimos hasta que se convierte en una creencia o actitud y terminamos viviéndolo de verdad. Además, English hace hincapié en resaltar que aunque haya personas más introvertidas que otras, no significa que padezcan glosofobia. Sin embargo, existe una solución para alejar esta negatividad reflejada en miedo intenso. La técnica consiste en cambiar nuestro enfoque. “De esta manera, cambiará también cómo nos sentimos frente a la audiencia”.
El público siempre influye
La mejor forma para que un discurso
salga bien es conocer a la audiencia a la que va a estar dirigido. “La presentación
debe estar escrita y organizada basada en datos demográficos (el quién) y psicográficos (el porqué) de nuestra audiencia. Debemos ensayar y no olvidar que estamos ahí para dar y no para recibir”, afirma el experto. Y aunque una presentación para altos directivos es distinta que la que realizarías ante cualquier otro grupo de personas, el objetivo es el mismo: transmitir la información.
Vencer el bloqueo
Aunque la glosofobia sea algo muy traumático, siempre se puede superar. Para
ello, el primer paso es querer hacerlo realmente porque ninguna terapia es sencilla. Una vez que se ha tomado la determinación, el coach propone, dependiendo de la complicación de los casos, varias
herramientas: “Además de practicar con un profesional o hacer ejercicios de respiración y estiramientos, existen técnicas de visualización que han tenido grandes resultados. Este procedimiento, conocido
también como imagery, consiste en que la memoria del individuo puede recuperar experiencias ya vividas a largo plazo y, por tanto, ‘engañarse’ y no sentirse tan nervioso cuando deba dar el discurso real”, explica. Para casos más extremos, también se puede recurrir a la hipnosis.