El pensamiento permite a la humanidad interactuar con el mundo, afrontar los conflictos a través de la construcción de la fortaleza mental y también nos ayuda a disminuir el pesimismo, la desesperación, la desilusión y el estrés.
Existen distintas maneras de pensar que permiten resolver problemas. Usualmente cuando nos esforzamos en reforzar las actitudes positivas, hay una mayor eficacia a la hora de tomar una decisión.
7 cosas que destruyen tu fortaleza mental y tu resiliencia
Existen maneras de pensar pesimistas que pueden interferir directamente para evitar la fortaleza mental. A continuación, nos detendremos en mencionar siete cosas que disminuyen esa fortaleza:
#1 Síndrome del impostor
Cuando en el estilo de vida de las personas no se encuentramos una combinación de buenas actitudes, espíritu animoso y positivismo, se pueden generar trampas mentales que a largo plazo terminan produciendo el “Síndrome del impostor”.
Este síndrome se caracteriza por generar en las personas un alto nivel de pesimismo y una incapacidad de reconocer sus logros. Además, estas personas tienen un miedo constante a ser reconocidos como un “fraude”.
Esto quiere decir que, a pesar de que existan pruebas que demuestren lo contrario, este síndrome hace que sea difícil para las personas poder internalizar su éxito en un momento determinado.
Existen una serie de rasgos y características cognitivas diferentes que alimentan esta afección como por ejemplo el perfeccionismo, el miedo al fracaso y hasta inclusive el exceso de trabajo.
Distintas investigaciones científicas sugieren que es probable que exista una combinación tanto de perfeccionismo desadaptativo como de baja eficacia.
La actitud positiva y evitar el estrés serán dos elementos importantes para reducir los síntomas de este síndrome.
#2 Baja eficacia
La eficacia en resumidas cuentas, es la capacidad que tiene un individuo en alcanzar el efecto que desea o espera después de la realización de una acción determinada.
La eficacia permite a las personas enfrentar los desafíos que se le presentan en su vida cotidiana con éxito y agilidad. Esta característica genera confianza, dominio de un tema y seguridad en el individuo.
Cuando hay presencia de baja eficacia, la realización de tareas suele retrasarse porque hay un alto nivel de inseguridad y de indecisión de objetivos.
Se ha demostrado que la alta eficacia es un fuerte predictor de afecto positivo y activa estrategias adaptativas de afrontamiento, como la planificación, el replanteamiento positivo y la aceptación.
Además, las personas con alta eficacia están en mejores condiciones para identificar nuevas oportunidades comerciales, pensar de forma creativa, comercializar ideas y crear nuevos productos.
#3 Mentalidad fija
Las personas con mentalidades fijas creen que sus habilidades son innatas e inmutables y que ninguna actividad adicional por probar nuevas maneras o estrategias, aumentará esa capacidad.
Las características de dichas mentalidades es que pueden ser sumamente negativos a la hora de resolver desafíos operativos y laborales.
Aquellos que tienen este tipo de mentalidad suelen probarse a sí mismos una y otra vez, abandonan rápidamente proyectos y evitan los desafíos a largo plazo.
La mentalidad fija refuerza pensamientos de inseguridad, desilusión, pesimismo y estrés.
#4 Trampas mentales
Las trampas de pensamiento son patrones de pensamiento que suelen ser demasiado rígidos y que imposibilitan almacenar información relevante.
Lo que se conoce también como “trampas mentales” pueden ser también hábitos de conducta que suelen reproducirse día a día. Muchas veces pueden generar grandes espacios de improductividad y pérdida de tiempo.
Algunas de las limitaciones más comunes de dichas trampas es que:
- Permiten generar conclusiones, es decir, hacer suposiciones sin tener los datos relevantes.
- Las trampas mentales creen “leer la mente de las personas” por lo que, en muchas circunstancias las personas saltan rápidamente a las conclusiones pensando creer saber todo lo que los demás piensan.
- Permiten pensar todo o nada, esto quiere decir que muchas veces se visualiza una situación por separado y no hay un término medio.
Las trampas del pensamiento evitan la precisión que tanto requiere la resiliencia para operar, por esta razón esta manera de pensar también limita la capacidad de generar fortaleza mental.
#5 Estrés
El estrés en reiteradas ocasiones suele centrarse en el impacto negativo que tiene en las personas. Dependiendo de cómo perciban los individuos el estrés, se pueden generar o no causas que eviten reforzar la fortaleza mental y la capacidad de recuperación.
Cuando las personas tienen una mentalidad de daño por estrés pueden mantenerse atrapados pensando que son los únicos afectados por dicha situación y ello, suele ser potencialmente peligroso.
Una de las consecuencias más inesperadas de nuestra respuesta al estrés es sutileza para buscar a otros.
Las personas que respaldan una mentalidad de “ayuda ante el estrés” muestran menos depresión y ansiedad, niveles más altos de energía, rendimiento laboral y satisfacción con la vida.
#6 Catastrofismo
Este estilo de pensamiento representa la tendencia a saltar al peor de los casos cuando ocurre algo estresante en el entorno cotidiano.
Es más probable que este tipo de actitudes se generen en los individuos cuando los mismos se encuentren agotados, estresados o cansados.
El catastrofismo es un tipo de pensamiento negativo tan poderoso que permite reducir significativamente la capacidad de los individuos de tomar medidas con determinación ante un momento dado.
Las personas con este tipo de percepción tienen una visión sumamente pesimista respecto a su dolor: no pueden dejar de pensar en el sufrimiento, son incapaces de controlarlo y en muchas oportunidades exageran sobre las amenazas que se presentan.
#7 Pesimismo
Muchos individuos son capaces de utilizar explicaciones pesimistas para dar respuesta a eventos que suceden en la vida (bien sean negativos o positivos).
Estas explicaciones cognitivas y las distintas investigaciones han demostrado que las explicaciones pesimistas coherentes se asocian con una mayor probabilidad de depresión, ansiedad, desilusión e impotencia.
Ha quedado demostrado pues, que la forma en que piensas influye en tus emociones y en tu forma de actuar bajo presión y estrés.
Es fundamental mantenerse atento para lograr estrategias que permitan ayudar a los individuos que tienen bajos niveles de fortaleza mental y resiliencia.
Habilidades para desarrollar fortaleza mental y resiliencia
Una de las habilidades indispensables para desarrollar rápidamente fortaleza mental es identificar los valores centrales o creencias que generan formas rígidas de pensar.
Cuando actuamos sin identificar lo que suele generarnos estrés, desesperación y pesimismo, propiciamos que el síndrome del impostor se vuelva más intenso.
¿Existe una manera eficaz para reducir los síntomas de este síndrome? Si, según los terapeutas, se puede aumentar la capacidad de recuperación a través de distintas vías.
Para evitar que se presenten nuevamente trampas mentales, los individuos deben desarrollar su capacidad para pensar con flexibilidad, especialmente en momentos donde se presenten desafíos y adversidades.
La habilidad para que los seres humanos se adapten positívamente ante situaciones de dificultad se denomina “resiliencia” y cuando hablamos de formas de pensar, ésta es fundamental para lograr aumentar nuestra fortaleza mental.
Los individuos que tienen características resilientes resuelven mejor los problemas, son capaces de modificar una acción cuando una idea no funciona y ven su respuesta al estrés como un desafío, en lugar de percibirlo como una amenaza.
Para combatir los distintos síntomas que limitan la fortaleza mental es necesario que:
Las personas se apropien de su éxito para consolidar su seguridad y sentido crítico.
Evitar las comparaciones y el perfeccionismo en todo ámbito de la vida.
No dejar que el miedo sea una limitación para el logro de objetivos.