Los ojos son el espejo del alma, o eso afirma el dicho. En este artículo vamos a ver la importancia que tiene la mirada a la hora de mejorar la comunicación.
Si buscas mis publicaciones (John English) puedes acceder también a más consejos y trucos.
Algunos de ellos han aparecido en Forbes, otros seguramente te sean familiares por haberlos experimentado en primera persona.
La recompensa de seguir mis consejos te la da Warren Buffet: “Si aprendes a hablar en público, tu valor profesional mejorará en un 50% solo con eso”
En el caso de la mirada, vamos a ver con detenimiento cómo optimizar su gestión para lograr comunicar mejor nuestras ideas y aumentar la efectividad a la hora de influir en los demás.
Recuerda que este tipo de ejercicios deben crear un hábito, no te aconsejo hacerlos de forma consciente en una presentación (pues durante la misma estarás concentrado en tu mensaje, no en los ojos). Pero, si día tras día practicas y te habitúas, cuando llegue el momento todo lo aprendido saldrá solo de forma natural.
Cómo gestionar nuestra mirada de manera correcta
Cuando estemos delante de varias personas (bien en una mesa de reuniones, bien en un
auditorio delante de numeroso público) tenemos que afianzar nuestra capacidad de transmitir confianza y seguridad.
Para ello, tenemos que acostumbrarnos a mantener un contacto visual sano y natural con las personas con las que hablemos e interactuemos.
Debemos mirar a los ojos, pero no de forma inquisitiva ni escudriñando a quien tenemos
enfrente. Nunca mires como si fueras un detective o un inspector de hacienda. Tampoco mostrar un exceso de interés en la mirada es algo recomendable.
Mira hacia otro lugar cada 10 segundos aproximadamente, no fuerces el mantener la mirada.
No seamos intensos. Pero también debemos recordar que a menudo se asocia el mirar hacia
otra parte cuando se miente. Por lo general, si queremos subrayar algo de extrema importancia,
debemos mirar fijamente y con firmeza en el momento de decirlo. El resto del tiempo, nuestros
movimientos oculares deben ser afables, variados y naturales.
En una presentación, procura seguir estos sencillos consejos:
• Si el auditorio es grande, y hay mucho público, divide en sectores cuadrados los asientos,
y dirígete a cada sector durante unos segundos, empezando por el fondo izquierdo,
desplazándote de izquierda a derecha y de derecha a izquierda en barridos.
Posiblemente, al cabo de unos minutos, habrás establecido un contacto más personal
con todas las personas del auditorio, utilizando solo tus ojos. Si te quedas mirando
siempre al mismo punto al frente, o a determinadas personas, el resto se sentirá fuera
de lugar, y se alejarán de tu discurso.
• Nunca des la espalda a nadie, ni mires hacia arriba o al suelo si no es un gesto muy
concreto y claro (por ejemplo, si quieres mostrar que estás pensando o que te diriges a
la providencia). Si tratas de recordar algo, evita en lo posible mirar hacia arriba (un gesto
automático muy común). Mirar hacia arriba se puede interpretar como un gesto de
altanería o superioridad, especialmente en las primeras filas, generalmente más bajas.
• Utiliza tus ojos para percibir a tu audiencia, pero no dejes que muestren lo que piensas.
Es más, si no te ves capacitado para gestionar la visión de alguien durmiendo por
aburrimiento o claramente riéndose de ti, desvía la mirada y olvida ese sector. Es
preferible a mostrar tu rechazo, sorpresa o enfado, que puede contagiarse a toda la sala.
• En distancias cortas, la gestión de la mirada es más personal y detallada. Procura mirar
siempre a tu interlocutor dejando espacios de descanso como te he indicado antes. Si la
conversación es fluida, puedes mirar a tus apuntes, o a la mesa pensativo, y volver a
establecer el contacto ocular. Si se trata de una presentación, divide tu tiempo entre los
presentes, incluso si solo son dos. No dejes a nadie de lado.
Como ves, la mirada es un excelente recurso del lenguaje no verbal. Es necesario dominarla de
forma natural, y para ello debe crearse el hábito correspondiente. Yo suelo hacerlo en mis
talleres, para que los alumnos se habitúen, junto con otros consejos y trucos que mejoran
espectacularmente la capacidad comunicativa y de influencia.