En estos miniartículos quiero enseñarte pequeños trucos que van a mejorar tu capacidad de transmitir tus ideas y de influir en los demás. Muchos de ellos han aparecido destacados en Forbes, y se pueden encontrar en mis publicaciones (recuerda buscarme, John English).
En este en concreto quiero hablarte de la importancia de la respiración. Es muy probable que no le hayas dado importancia a este detalle, pero ¿y si te dijera que aprender a respirar correctamente es uno de los pilares para mejorar tu efectividad comunicativa?
Las 5 razones más importantes para aprender a respirar bien
Aprender a respirar bien en una presentación, y convertirlo en un hábito, es una de las tareas que vas a tener que incorporar a tu vida diaria. De esa forma, cuando llegue el momento, lo harás de forma inconsciente y natural.
Las razones son las siguientes:
1. Aumentar la calma: Una respiración profunda, regular y rítmica, no apresurada, ayuda a reducir el nerviosismo y el estrés. Reduce tus movimientos inútiles (aquellos movimientos que haces y no tienen ningún propósito aparte de mantener el flujo sanguíneo, como mover continuamente la pierna o balancearte mientras estás de pie o sentado). Esto provoca que tu audiencia te perciba más sereno. Antes de salir al escenario, o comenzar tu discurso, regula tu respiración, haciéndola más profunda, regular y lenta.
2. Potenciar la voz: Una voz potente, musical y segura forma parte de nuestra capacidad de influencia. Y para lograrla, es necesario respirar adecuadamente. Deberás aprender a tomar aire, rellenando primero la zona más baja de los pulmones (como si expandiéramos el abdomen), y subiendo poco a poco hasta llenarlos por completo.
Dispondrás de más oxígeno para hablar, proporcionando la inflexión y continuidad necesarias para dotar a tu voz de un tono más convincente. Recuerda: una de las peores cosas que puedes hacer es jadear, quedarte sin aire, o que tu audiencia no te escuche bien porque te quedaste sin aliento y tu voz tiene poco volumen.
3. Resistir el calor: Hay un detalle que no siempre se tiene en cuenta, y que los oradores nóveles sufren en algún momento. Y puede arruinarnos la presentación si no estamos preparados. Sí, el calor. Los que nos hemos subido ya unas cuantas veces al escenario de un auditorio lo conocemos bien. Los grandes focos, la sala abarrotada de personas, el nerviosismo… todo eso hará que comiences a tener calor, y como consecuencia, sudarás y puede que los primeros signos del mareo asomen para tu terror absoluto.
Sin embargo, si aprendemos a respirar, podremos atajar estos efectos. Además de ayudarnos a relajarnos (lo que disminuirá las sensaciones negativas), reduciremos el metabolismo (menor calor interno), y el cuerpo se refrigerará mejor. Vale, no va a hacer que esos focos sigan tostándonos, pero los resistiremos mejor y nos podremos concentrar en la presentación.
4. Mantener la postura: Un buen hábito a la hora de respirar nos permite adoptar con mayor facilidad la postura idónea encima del escenario. Si respiramos con profundidad, sosegadamente, de forma natural adoptaremos una posición recta, con los hombros en su lugar. Pruébalo. Ponte de pie y trata de llenar tus pulmones al máximo, empezando por el abdomen. Te darás cuenta que para poder hacerlo es necesario que tu espalda esté plenamente erguida, y tus hombros ligeramente hacia atrás, pero no demasiado (no debes sacar pecho). Esa postura da seguridad y confianza al que te mira y escucha.
5. Evitar el bostezo, hipo y suspiros: ¿Crees que no puedes bostezar en medio de una presentación? ¡Pues puede pasarte sin que te des cuenta! Imagina el plan… tu explicando algo importante, y se te escapa un ligero bostezo. Las causas por las que bostezamos no están muy claras, no siempre es por tener sueño. Algunos científicos afirman que es una respuesta fisiológica para aumentar la concentración de oxígeno, otros que es un reflejo ancestral de tipo social, e incluso algunos afirman que puede aparecer como respuesta de las neuronas espejo (o sea, si ves a alguien bostezar entre el público, podría sucederte sin darte cuenta). Los nervios también pueden inducirlo, así
como la incomodidad, tratar de pasar desapercibido, etc. No sería la primera vez que un orador bosteza disimuladamente tras decir algo inconveniente.
El hipo también puede jugárnosla en el momento menos oportuno. Hay personas propensas a sufrirlo en momentos de estrés. También los suspiros pueden hacernos perder el hilo, y no porque estemos pensando en algo triste o porque recordemos a nuestro primer amor. El suspiro es un mecanismo para “reiniciar” los alveolos pulmonares que quedan bloqueados en la respiración normal.
Todo esto se puede controlar y evitar con una respiración profunda, rítmica y sosegada. Para lograrlo, recuerda mantener una buena postura que te permita respirar profundamente. Evita la ropa muy apretada o que impida que puedas llenar los pulmones completamente.
Antes de salir al escenario, inhala durante unos 5 segundos hasta que no puedas más, mantenlo unos segundos, y exhala lentamente durante unos 10 segundos. Hazlo varias veces unos minutos antes. Te ayudará a concentrarte y te permitirá respirar mejor durante la presentación.
Aqui te pongo un video de un médico famoso de Harvard con un muy util técnica de respiración que uso yo.